Tristeza y violencia en el peor día de los hinchas brasileños

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El Mundial de los sueños de Brasil se volvió una pesadilla en seis minutos, el tiempo exacto en que la selección de Felipe Scolari tomó cuatro de los siete goles de su peor derrota en más de cien años. El «Mineirazo» de Alemania asumió este martes el lugar del «Maracanazo» de Uruguay, que desde 1950 era el principal fantasma en la memoria de los hinchas brasileños.

La derrota sirvió como excusa a los hinchas más radicales, que protagonizaron actos violentos por todo el país. En Río de Janeiro la policía abrió fuego contra varias personas que incendiaron un autobús, lo que provocó el fallecimiento de una persona.

En Belo Horizonte, donde se disputó el partido, el bohemio barrio de Savassi, el más visitado por los turistas con un promedio de 25.000 personas en sus bares y calles, se sucedieron peleas callejeras que terminaron con doce detenidos. Dentro del estadio hubo desmanes y varias personas que intentaron destruir parte del patrimonio público debieron ser expulsadas del recinto deportivo y custodiadas por la Policía hasta la salida, según las autoridades.

En Sao Paulo, mientras la tristeza cundía en algunos lugares preparados para el festejo, como el bohemio barrio de Vila Madalena y la FanFest, donde muchas personas se retiraron antes de finalizar el partido, otros puntos de la mayor ciudad brasileña eran testigos de una oleada de violencia.

La empresa municipal de transportes SPTrans confirmó que un garaje de una empresa de autobuses en la zona sur de la ciudad, próximo a la represa de Guarapiranga y a la carretera de M’Boi Mirim, fue atacado por desconocidos que prendieron fuego a quince autobuses que estaban estacionados y fuera de servicio.

El hecho ocurrió media hora después del final del partido que se disputó en Belo Horizonte. La Policía informó a Efe de que nadie resultó herido en el incendio de los autobuses.

En la Avenida Yervant Kissajikian, en la región suroriental de la capital paulista, un autobús fue quemado, mientras que en el barrio Jardim Presidente Dutra, en el vecino municipio de Guarulhos, también en la región metropolitana, otro más fue atacado con fuego.

Próximo a Guarulhos, en el barrio Sapopemba, un autobús más fue abordado por desconocidos, que pidieron a los pasajeros bajarse y lo incendiaron, para sumar así 18 vehículos del transporte público quemados al comienzo de la noche en Sao Paulo. En el barrio de Sao Mateus, en la zona oriental de la ciudad, una tienda de electrodomésticos de la red Ponto Frío fue destruida y tres hombres y dos adolescentes fueron detenidos por la Policía Militarizada (PM).

En Salvador, capital del nororiental estado de Bahía y una de las doce sedes del Mundial, la FanFest de la FIFA, en el turístico Farol da Barra y que reunía 50.000 espectadores, tuvo que ser suspendida por desmanes e intento de asalto colectivo.

El intento de robo, de acuerdo con la Policía, comenzó con una confusión provocada para causar tumulto y facilitar la acción de los asaltantes, de los que cinco fueron detenidos.

En la playa de Copacabana, uno de los lugares de más público durante el Mundial en Río de Janeiro, tres personas fueron arrestadas por causar una confusión que asustó a gran parte de las personas que salieron corriendo sin saber lo que pasaba y pensando que se trataba de un asalto colectivo.

En Recife, capital de Pernambuco (nordeste) y otra de las sedes mundialistas, la Policía Montada tuvo que interrumpir la FanFest y usar gases lacrimógenos para dispersar una pelea entre aficionados durante el partido. Según medios locales, algunas personas resultaron pisoteadas por los caballos.

En Curitiba, unos 15 autobuses fueron apedreados y otro asaltado e incendiado en el barrio Sitio Cercado, de acuerdo con la información del Centro de Control Operacional Urbs, que no reportó heridos durante los actos de vandalismo.

Baño histórico

Desolados, los brasileños dejaban los bares y volvían a casa al fin del primer tiempo, como si le pidiesen a la FIFA que el partido acabase. Las decenas de millares de hinchas que se aglomeraban en las calles frente a pantallas gigantes de las Fan Fest, lloraban sin parar o andaban mudos. Muchos salieron del estadio al quinto gol alemán en estado de shock, otros apoyaron al equipo casi hasta el final, cuando comenzaron a gritar «Ole» para los alemanes.

«Fue un apagón», decía Galvão Bueno, principal comentarista de la televisión brasileña, atónito. Antes del partido los brasileños estaban optimistas, esperaban que la ausencia de su líder, Neymar, sería substituida por un Brasil aguerrido, y que repetirían la hazaña del bicampeonato de 1962, cuando Garrincha y su equipo cubrieron la falta del lesionado Pelé. Pero el país sufrió su mayor goleada desde 1920, cuando perdió frente a Uruguay en la Copa América por 6 a 0. Brasil también se quedará con la marca de ser la primera selección que tomó cinco goles en 29 minutos en la historia del Mundial.

Edmundo, ex jugador de la selección brasileña y comentarista de la cadena de TV Bandeirantes, no disfrazaba su emoción ni sus ganas de llorar. «Nos entregamos en la manos de una persona que no fue responsable, hizo 500 comerciales y no entrenó a su equipo», dijo Edmundo criticando al entrenador Luiz Felipe Scolari. «Como brasileño me siento avergonzado», declaró el ex atacante en un sentimiento que era repetido por buena parte de los brasileños en las calles y en redes sociales.

Ronaldo Nazario, pentacampeón mundial y comentarista de la cadena de TV Globo, tampoco disfrazó su malestar en la transmisión en vivo. «Estoy mareado. La manera en que Brasil jugó, como tomamos goles, como fuimos eliminados. Es un día muy triste para el fútbol brasileño. Es difícil buscar fuerzas», afirmó Ronaldo, que es también consultor de la Fifa y protagonista de otro momento trágico de la selección brasileña, la confusa derrota frente a la Francia de Zidane, en 1998.

«Brasil se equivocó en todos los sectores y pagó caro por eso», escribió el comentarista Robson Morelli, del diario O Estado de São Paulo. «Alemania atropelló a Brasil como si el equipo pentacampeón fuese un equipo juvenil. Nunca se vio una selección tan frágil en campo», afirmó Morelli.

Varios cronistas deportivos brasileños compararon la Alemania de Joachim Löw al Barcelona de Pep Guardiola, ahora en el Bayern de Munich. «En la última temporada, el modelo español influenció directamente en la selección alemana», señaló Guilherme Palenzuela, del portal UOL, enumerando cinco de los jugadores del Bayern que este martes masacraron a Brasil: Neuer, Boateng, Kroos, Schweinsteiger y Müller.

«Nunca jamás el fútbol brasileño vivió una humillación semejante, ni recientemente, cuando el Barcelona trituró al Santos», recordó Juca Kfouri, uno de los principales cronistas deportivos brasileños. «Los brasileños entraron en campo con un cuchillo entre los dientes y los alemanes con el corazón congelado», describió Kfouri.

«La Alemáquina de los 4 a 0 sobre Portugal del estreno, volvió turbinada», comentó el periodista Mário Magalhães. Rodrigo Mattos, del Portal UOL, pidió la renovación del fútbol nacional para superar una decadencia de años en las manos de «dirigentes anticuados e irresponsables».

Y Alemania salió del juego así como ha sido en su estancia brasileña en las playas de Bahía, relajadísima y con el ojo puesto en la final. Considerada como uno de los equipos más simpáticos del torneo, pasó a partir de hoy a ser los peores enemigos de Brasil.